El Comité De Conducción

Los días miércoles, a las 12.30 hs., funciona en la parte posterior del Jazz Café el Comité de Conducción del Programa, también llamado Comité de Ética.

Ese taller se originó hace ya unos cuantos años, cuando Carlos Campelo empezó a reunir a algunos animadores del programa con la idea que lo ayudáramos con su rol de coordinador general. Si mal no recuerdo, quienes nos reunimos en una sala del servicio de Psicopatología y Salud Mental éramos Graciela Cánepa, María Rosa Valle y yo, juntos a Carlos en una tarde que mi pésima memoria me dice que era calurosa. Allí hablamos de tener una instancia dentro del Programa que aliviara a Campelo de su soledad al frente de la responsabilidad de conducir al PSMB. La idea era acompañarlo, compartir ideas, comentar en forma instituida acerca de las personas que eran coordinadoras y que merecían algún señalamiento, ordenar las cosas un poco, etc. Es que el Programa estaba creciendo y no era cosa fácil para un hombre solo.

Las dos señoras que inauguraron ese taller, que luego derivaría en un grupo denominado Comité de Etica, dejaron por diversos motivos el mismo hace ya años, antes, inclusive, de la muerte de Campelo.

Al poco tiempo Omar Galeano vino una de esas tardes en las que nos reuníamos ya cada vez más metódicamente, y dijo querer participar. Carlos le dio el sí y desde allí es parte de la reunión. Luego, con el tiempo (no me pregunten cuánto, porque , reitero, mi memoria es un desastre a la hora de historiar cronológicamente) se fueron sumando otras personas al grupo: María Ester Gómez, Silvia Marín, Alicia Cáceres....

Se instituyó el comité los días miércoles, funcionando al principio en los bares Richard y Sagitario, para luego recalar en el actual lugar de reunión.

Tras la muerte de Campelo se fue dando de a poco que , además del “comité base” que acompañaba a la coordinación general(en ese entonces, formado por Alicia Cáceres, Silvia Marín, María Ester Gómez, Omar Galeano y , luego, Virginia Pugnali) se integraron a la reunión del miércoles otros coordinadores, quienes ya estaban coordinando talleres de coordinadores, pero que no estaban en el Comité hasta entonces.

Primero venían cada 15 días, luego, todos los miércoles, quedando al final instituido lo que llamamos “comité ampliado”, es decir, el que está formado por los animadores de animadores y sus respectivos ayudantes. Ese es el grupo que se reúne todos lo miércoles en la actualidad.

Lo notable es que en los tiempos previos las cosas eran muy “desordenadas” según los parámetros operativos que tenemos hoy. Es que, en aquellas épocas, había gente que animaba coordinadores pero no eran del comité, otros que eran del comité pero no animaban reuniones, en fin.... . Es que el comité era una junta de gente que estaba allí en comunión con el deseo de Carlos, siendo la forma de tramitar ese deseo propio del acto de elegir ayudantes. Es decir, el hombre eligió a quienes él creía podían ayudarlo, en un clima de confianza suficiente hasta como para pelearse de vez en cuando.

Podría parecer desordenado todo el estado de cosas de las primeras épocas, pero los que estuvimos sabemos que era un buen orden, era una manera de hacer las cosas desde un orden ético, desde el Ad gaudium, y no desde una suerte de arquitectura impuesta, ajena al devenir de los hechos que se sucedían con cierta espontaneidad barrial, muy bienvenida por cierto.

Los primeros miércoles de cada mes, al comité vienen otros integrantes que tienen que ver, por su función, con actividades que involucran a partes importantes del programa (líderes de área, boletín, supervisiones, etc) o tienen una actividad ligada con otras instancias del hospital o externas a él (taller de prensa, orientaciones, etc.). A esa reunión la llamamos la “reunión ampliada” (no confundir con Comité Ampliado).

Además, a la reunión del Comité de Ética puede venir todo aquel que sea animador del programa, es decir, todos aquellos que hayan terminado y aprobado el curso taller de ingreso y pertenezcan a una reunión de animadores. Estas personas vienen como oyentes, salvo el caso de que sean invitadas para participar en el comité como participantes con voz y voto, algo que suele hacerse frecuentemente.

El comité es, fundamentalmente, un taller. Su situación es no tanto la de un espacio de orden burocrático-administrativo-informativo (aunque tenga esas funciones también), sino que funciona dentro de las generales de la ley, es decir: se encuentran allí personas, sentimientos, nudos, disyuntivas, amistades, enemistades....., y es así como debe ser.

Siempre juntos, aún en desacuerdo, con la función de ayudar a la coordinación general del Programa, con pasiones que van y vienen y de las cuales somos todos dueños, reproduciendo en acto lo que ocurre en los talleres que forman el cuerpo de este Gran Taller que es el Programa de Salud Mental Barrial, se cumple aquello de que trabajando el aspecto anímico se llega a la eficiencia práctica, dado que el alma no es una instancia inmaterial y menos cuando pasea por el barrio..

Todavía existen quienes creen que el Comité es “arriba” y los otros talleres son “abajo”. Son los autoritarios que endosan su peculiar arquitectura del poder a un grupo de vecinos que cumplen la función de ordenar un programa de vecinos potentes.

En un lugar público, en un programa público, invitando a los animadores a venir a acompañar, con las miserias y grandezas puestas sobre la mesa, los compañeros animadores que pertenecen al Comité de Ética son un espejo en el cual reflejarse. Eso ocurre siempre a todo aquel que ejerza su autoridad, nunca a los que se esconden en la de otros para encubrir la propia “autoría” de sus actos.

Un taller, se llame o no Comité de Conducción, un espacio para que se pongan en juego quienes somos, con los riesgos que eso siempre tiene.

A veces , como por ejemplo en las últimas semanas, el clima se vuelve denso en el Comité. Aparecen las eternas cuestiones humanas de la desconfianza, las broncas, los desencuentros, las impaciencias, los dolores, los miedos.....todos juntos.

Cada uno del comité, así como ocurre en los talleres, sabe qué va a poner de sí para que se cumplan las condiciones para ser miembro del Programa: Autocrítica, Optimismo, Solidaridad, Buena Fe.

Como en todos los talleres, con las cartas sobre la mesa, en el comité compartimos lo que todos los vecinos comparten cuando están juntos. Ni más ni menos. Estamos vivos, somos gente y esa conciencia es la que hace que este sea un programa tan lindo. Nuestro deseo se hace transparente cuando estamos juntos honrando la salud. Podrá doler, podrá asustar, pero siendo que el deseo de salud ya es salud, todo está bien.

Miguel Espeche